domingo, 19 de agosto de 2018

Perdón: Soltar rencores y amarguras

Cuando alguien que te importa te lastima, puedes aferrarte a la ira, al resentimiento y a los pensamientos de venganza, o puedes abrazar el perdón y seguir adelante.
Escrito por el personal de Mayo Clinic

¿Quién no se ha sufrido por las acciones o las palabras de otra persona? Quizás uno de tus padres te criticó constantemente durante tu crecimiento, un compañero de trabajo saboteó un proyecto o tu pareja te engañó. O quizás hayas vivido una experiencia traumática, como abuso físico o emocional por parte de una persona cercana a ti.
Estas heridas pueden dejarte sentimientos duraderos de ira y amargura, incluso venganza.
Pero si no practicas el perdón, podrías ser tú quien termine pagando el precio más alto. Al perdonar, también tendrás paz, esperanza, gratitud y felicidad a tu vida. Piensa en cómo el perdón te puede conducir al bienestar físico, emocional y espiritual.
El perdón tiene diferentes significados para las personas. Sin embargo, suele suponer la decisión de olvidar el resentimiento y los pensamientos de venganza.
Es posible que siempre tengas presente qué fue lo que te lastimó u ofendió, pero el perdón puede disminuir el efecto que esto tiene sobre ti y ayudarte a liberarte del control de la persona que te lastimó. El perdón incluso puede provocar sentimientos de comprensión, empatía y compasión por la persona que te lastimó.
Perdonar no significa olvidar o justificar el daño que te hicieron ni componer la relación con la persona que te lastimó. El perdón te aporta un tipo de paz que te ayuda a seguir con tu vida.
Dejar atrás el rencor y el resentimiento puede mejorar la salud y la paz mental. El perdón puede contribuir a lo siguiente:
  • Relaciones más saludables
  • Mejor salud mental
  • Menos ansiedad, estrés y hostilidad
  • Menos presión arterial
  • Menos síntomas de depresión
  • Sistema inmunitario más fuerte
  • Mejor salud del corazón
  • Mayor autoestima
Que alguien te lastime, en especial, alguien que amas y en quien confías, puede provocar ira, tristeza y confusión. Si te detienes en acontecimientos o situaciones dolorosos, el rencor con el resentimiento, la venganza y la hostilidad pueden aferrarse a ti. Si permites que los sentimientos negativos desplacen a los positivos, es posible que tu propio resentimiento o tu sentido de injusticia te consuman.
Algunas personas son por naturaleza más tolerantes que otras. No obstante, casi cualquier persona puede aprender a ser más tolerante, incluso los rencorosos.
Si eres implacable, tal vez te suceda lo siguiente:
  • Llevas la ira y el rencor a cada relación y experiencia nueva
  • Te preocupas tanto por lo que está mal que no puedes disfrutar el presente
  • Te sientes deprimido o ansioso
  • Sientes que tu vida no tiene sentido ni propósito, o que estás en desacuerdo con tus creencias espirituales
  • Pierdes una conexión valiosa y enriquecedora con los demás
El perdón es un compromiso con un proceso de cambio personalizado. Para dejar atrás el sufrimiento y llegar al perdón, podrías poner en práctica lo siguiente:
  • Reconocer el valor del perdón y cómo puede mejorar tu vida
  • Identificar lo que es necesario remediar, quién tiene que ser perdonado y por qué
  • Considerar unirte a un grupo de apoyo o visitar a un consejero
  • Reconocer las emociones que te provocan el daño que te hicieron y la manera en la que afectan tu comportamiento, y esforzarte por descargarlas
  • Decidir perdonar a la persona que te ofendió
  • Dejar atrás el papel de víctima y liberarte del control y el poder que tuvieron en tu vida la persona y la situación que te ofendieron
A medida que te liberes de los rencores, la forma en la que te hirieron ya no definirá más tu vida. Incluso podrías hallar compasión y comprensión.
Perdonar puede ser difícil, en especial, si la persona que te lastimó no admite su error. Si te sientes estancado, intenta lo siguiente:
  • Practica la empatía. Intenta ver la situación desde el punto de vista de la otra persona.
  • Pregúntate por qué se comportó de esa forma. Quizás habrías reaccionado de manera similar si hubieras tenido que enfrentar la misma situación.
  • Reflexiona sobre los momentos en los que lastimaste a otras personas y sobre aquellos que te perdonaron.
  • Escribe un diario, reza o practica meditaciones guiadas; o bien, habla con una persona que consideres sabia y comprensiva, como un líder espiritual, un proveedor de atención de la salud mental o un ser querido o amigo imparcial.
  • Ten en cuenta que el perdón es un proceso, e incluso las heridas más pequeñas pueden tener que revisarse y perdonarse una y otra vez.
Si el episodio hiriente involucra a alguien cuya relación valoras por otros motivos, el perdón puede provocar una reconciliación. Sin embargo, esto no siempre es así.
La reconciliación podría ser imposible si quien cometió la ofensa murió o no está dispuesto a dialogar contigo. En otros casos, la reconciliación podría no ser adecuada. Aun así, el perdón es posible, aunque la reconciliación no lo sea.
Hacer que una persona cambie sus acciones, sus comportamientos o sus palabras no es el objetivo del perdón. Más bien, piensa de qué manera el perdón puede cambiar tu vida al traerte paz, felicidad, y sanación emocional y espiritual. El perdón puede anular el poder que la otra persona tiene sobre tu vida.
El primer paso es evaluar y reconocer de manera honesta nuestros errores y cómo han afectado a otros. Evita ser tan duro contigo mismo.
Si realmente te arrepientes de algo que has dicho o hecho, evalúa la posibilidad de admitirlo frente a las personas que has dañado. Habla de tu pena o tu arrepentimiento de manera sincera y pide perdón —sin inventar excusas—.
No obstante, recuerda que no puedes obligar a nadie a que te perdone. Cada uno avanza hacia el perdón en sus propios tiempos. Pase lo que pase, comprométete a tratar a los demás con compasión, empatía y respeto.
June 13, 2018
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